La estadística no
son solo cuentas y números, si la aplicamos a la ciencia; en este caso a las
ciencias de la salud, contamos con una herramienta poderosa que nos permitirá discernir
entre lo puede ser y lo que es. La bioestadística existe por una razón y bien
utilizada forma un pilar fundamental en el desarrollo del tratamiento de las
enfermedades, mantenimiento de la salud e inclusive permite prevenirlas. Los datos
que aporta la estadística, establece el grado de certeza que permite confiar en
un tratamiento aplicado o inclusive desistir del tratamiento, mediante ella se
garantiza un dato estadístico con el mínimo margen de error.
“La estadística
desde el comienzos de los proyectos ahorra tiempo, dinero y esfuerzo” ¿a qué se
refiere esto? Antes de tan solo pensar en iniciar un proyecto o inclusive un
tratamiento, la estadística nos va a dilucidar si este tendrá o no un resultado
positivo, o en caso contrario si el trabajo o tratamiento no es viable. Esto,
gracias a la capacidad de anticipar el posible resultado mediante en análisis de
datos ya preexistentes, esto también llamados datos estadísticos, de esta
manera no es necesario esperar o invertir tiempo y dinero en proyectos o
tratamientos para saber cuál será el resultado.
De manera recíproca
la bioestadística hace de la ciencia médica un área de gran competencia,
interviene de manera directa en el desarrollo y buen desempeño de la ciencia médica
pudiendo así esta mejorar y evolucionar al mismo tiempo que lo hace la bioestadística.
Van de la mano y sin embargo cada una es capaz de complementar a la otra, la
ciencias de la salud aportan nuevo datos, técnicas e instrumentos y la bioestadística
los utiliza de manera constante, comparando y verificando la validez de los mismos. Esto
es lo que le da valides y credibilidad a la salud, la capacidad que tiene la estadística
de siempre ponerla a prueba, comparando, corrigiendo, verificando y vehementemente
retroalimentándose una con la otra.
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